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Dividiendo mi individualidad.
Me levante y mire aterrorizado, una ola de viento húmedo chocaba contra mi espalda. Nunca tuve tanto miedo en mi vida, pensé que no iba a volver a ver a mi viejo, a mi novia, a mi perro. Grité dos o tres veces para que alguien me ayudara, giré y un dolor agudo me gano el abdomen y subió hasta el pecho, volví a girar, entendí que la bala todavía estaba ahí, cerca del corazón, en el mejor de los casos.
No vi el film de mi vida, lo cual hubiese sido divertido y un tanto melancólico, una reseña de las cosas que ya nunca mas iba a volver a ver. Me ganó el llanto, que duró un rato largo, ahí fue cuando me acorde de vos y de las cosas que me decías cuando te enojabas. Me acordé también que era el cumpleaños de mi hermano, y que una vez, la primera vez que casi me muero, el lloraba mas que yo, que estaba sangrando a montones. Hasta ese día, nunca me había dado cuenta de lo tanto que lo quería y necesitaba. Quiso acompañarme, pero le dije que no hacia falta, yo podía con dos o tres pendejos mal criados.
La noche se hizo larga y yo ahí tirado. Mis amigos de joda, mi mama en casa, por ahí dormida o mirando la tele. Todo se volvía hermoso, todo valía el triple, todo me encantaba. Aunque intentaba, no podía entender el antagónico funcionamiento de los sentimientos; ojala estuviéramos peleando, ojala este ahí mi mama retándome, ojala estuviese en la clase de matemáticas.
No voy a detenerme en la trillada reflexión sobre el poco valor que le damos a las cosas y blah blah blah… lo interesante de la muerte es que estando ahí, viviéndola, uno quiere que sea eterna. Antes deseaba no morir nunca, ahora quiero morir toda la vida, quiero entender como y por que hice lo que hice, y todavía así, volverlo a hacer.
Yo me voy, pensé. No quería que nada interrumpiera mi catarsis, que en definitiva es la única muerte en vida que tenemos; dejar atrás lo malo para volver a nacer e intentarlo de nuevo.
-Hola, tengo una bala en el pecho y otra no se bien donde- le dije a la muerte, que esta vez estaba de blanco y un poco preocupado.
Y ahí, en el medio de tanta belleza estaba yo. Reviviendo el momento en que un drogado me dijo que la vida era solamente los instantes en que uno es feliz. No pude hacer nada más que poner repeat y acostarme a dormir. Esa noche me morí feliz; las trompetas adornaron mi funeral. Todo fue amor y belleza, el fin de mi vida, un espejo del comienzo, un asesinato a la verdad, pero, ¿a quién le importa la muerte en medio de tanta alegría? Así, deseé morir toda mi vida.
El propósito de plasmarte acá fue simplemente decir gracias, no por hacerte querer en tan poco tiempo, ni por los momentos irrepetibles, tampoco por darme ese afecto que ahora empiezo a creer que necesito; sino simplemente gracias porque vos y el efecto en cadena que me dejaste en la cabeza están haciendo que vuelva a hacer lo que mas me gusta: volver eterno un recuerdo.
Podemos echarles la culpa a los amigos de nuestros amigos, al Internet, a vivir en una ciudad tan chica, y seguir creyendo en las coincidencias. Si hoy me das a elegir, volvería a salir esa noche, porque si millones no pudieron ver lo que vos ves en mi, tengo un motivo suficiente para creer que todo esto no fue por casualidad.
Hoy buscas superficialidades, mientras yo encuentro razones. Terminas una etapa cuando yo empiezo otra, y todo se desacomoda un poco. Entre la infinidad de idas y venidas, vamos a seguir encontrándonos por ahí, todavía voy a ver tu espalda mientras caminas por Rivadavia, vas a seguir pasando con el auto cuando yo este en la parada del bondi, y ¿Por qué no? Cuando vallas a verlo a el y yo este con ella, nos vamos a cruzar con una sonrisa cómplice. Y si en el medio de todo esto, se te da por pensar, a la noche, en otra persona, doy por cerrado el asunto y admito que soy un tarado por pensar que entre tanta gente la única que puede hacerme escribir esto sos vos.
¿Ahora puedo decir que cambiaste mi perspectiva de las cosas?
Nunca habrá políticos en quienes creer, porque la política en si misma es una mentira, una mentira que nos engaña a todos, que debiles, buscamos una solucion en ella.
► Cuando volví, no me tome el tiempo necesario para mirar hacia adentro y encontrar la calma que necesitaba, contrariamente, deje que las acciones me dominaran otra vez, desechando así muchas horas apretando la cara contra la almohada, quien era la única que realmente me conocía. Me distraje una y mil veces fijándome si ya se había calentado el agua de la pava, haciendo mas obvios mis nervios y mi inquietud. Trate esos últimos 5 minutos (aunque sin saber que serian los últimos) de estirar cada palabra lo mas posible, de capturar cada instante en mi memoria, de devolverle cada gesto con uno consiguiente mío, en muestra de aprobación o atención. Me encargue de que no se diese cuenta de mi situación, como si lo que hacia no la estuviese desaprovechando. Me esforcé para no parecerme a quien antes abría sido el que lo arruino todo, evitando cada error que previamente había sido memorizado, visualizando a esa persona que ella quería, intentando copiarla. Pero llegaba el momento de hablarle, de mirarla directamente a los ojos, desviando la mirada hacia su boca... entonces todo moría antes de poder pensar en ello, y me callaba, arruinando así el momento, matándola. Tenía bien en claro lo que ella quería, estar viva, aunque sea esa noche, poder terminar lo que alguna vez empezó, y terminarlo cuantas noches a solas nos queden, pero no, me domino de nuevo y falle, tirando a la basura toda la meditación previa.
La secuencia se repitió una o dos veces mas asta que llego la hora de irse, sabiendo que deseaba quedarse un rato mas, por lo menos esta vez lo deseaba, lo se porque me lo dijo, mirándome de esa manera especial que los dos entendíamos. Abrí la puerta, despedida, y otra vez en mi mismo, en mi cama, mi almohada y mi confusión. Entendía que me esperaba una larga noche pensando en lo que hice mal, creando en mi mente todas las posibles resoluciones a los momentos en que callé, y teniendo en cuenta que ya era tarde, que seguramente en este instante este mandándole un mensaje de texto a esa persona que no se queda callada, que la hace reír, que la besa y que ella cree que ama...
PD: -Mientras pueda pensar, voy a seguir quedándome callado-